¿Por qué a veces me acuerdo de los sueños? | Blog Nubett

¿Por qué a veces me acuerdo de los sueños? | Blog Nubett

Sin lugar a dudas, soñar mientras estamos durmiendo es uno de los eventos más maravillosos de nuestra vida. Es grato además despertar y tener memoria del sueño que acabamos de tener. A veces los sueños se parecen tanto a una realidad perfecta, que al despertar queremos regresar al mundo del ensueño, a ese ámbito onírico hermoso que visitamos durante las horas de sueño profundo.

De hecho, si dormimos una tercera parte de nuestra existencia (unas 8 horas de las 24 que tiene el día), se puede decir que los sueños son nuestra segunda vida. Sin embargo, en ocasiones también tenemos sueños que nos hacen despertar con la mente cansada. O sea, que tanto la calidad del sueño como la higiene del sueño se pueden ver afectadas para bien o para mal por lo que soñamos.

No siempre logramos despertar y traer la memoria del sueño a la conciencia diurna. La gran mayoría de las veces que despertamos, no traemos a la vigilia los recuerdos de lo que soñamos. Hay personas que recuerdan más sus sueños que otras, pero olvidarlos es muy común (salvo que entrenemos para recordarlos).

En Nubett nos encanta que disfrutes al máximo en tus horas de sueño profundo. Por eso en este post develaremos algunos misterios relacionados con el sueño y la memoria del sueño.

¿Qué son y cómo funcionan los sueños y la memoria del sueño?

Para empezar a entender por qué hay personas que tienen recuerdos de sus sueños y otras no, debemos saber qué son los sueños. Otro concepto que debemos conocer bien es el de memoria del sueño. Se ha estudiado que, aunque no recordemos los sueños, todos tenemos varios sueños cada noche. Los sueños duran un promedio de 5 a 20 minutos, pero se estima que un 95 % de los sueños son olvidados al despertarnos.

Los sueños

Los sueños han tenido desde tiempos antiguos un valor especial para muchas culturas. Algunas de ellas incluso concebían el cuerpo del sujeto que sueña, como un segundo cuerpo de la persona.

Para ellos, este cuerpo de ensueño, a diferencia del cuerpo cotidiano, es de energía, no de carne y hueso. Se desarrollaron técnicas para ejercitar la conciencia y el cuerpo de ensueño hasta niveles muy profundos, que implican lograr control voluntario sobre dicho cuerpo y sobre la realidad del sueño. Incluso para tomar decisiones importantes, estas culturas atendían las alertas que les llegaban desde el mundo de los sueños.

Y es que, en nuestros días, aún ocurre. ¿Cuántas personas no han soñado algún evento que luego ven suceder en su vida con asombro? ¿O cuántas no han podido “despertar” dentro del mismo sueño o darse cuenta de que están soñando mientras sueñan? ¿Y qué me dices de esos sueños en los que estamos haciendo algo que no sabemos hacer en la vigilia? Por ejemplo, tocar instrumentos musicales que no conocemos, manejar vehículos complejos, o incluso volar por los aires con nuestro propio cuerpo.

Para los científicos y psicólogos de la actualidad los sueños son igualmente un misterio. Son incontables los estudios que tratan de dar respuesta a las preguntas básicas: ¿por qué soñamos? ¿qué significan los sueños? ¿se pueden controlar? En general todos están de acuerdo en que:

Los sueños son una experiencia humana universal. Son experiencias sensomotoras vívidas causadas por la imaginación que se experimentan como la realidad. Se manifiestan en forma de historias e imágenes que nuestra mente crea cuando dormimos. Generan emociones que pueden ser románticas, divertidas, extrañas, curiosas, asombrosas o bien inquietantes o atemorizantes. Los sueños a veces representan deseos o anhelos que vienen del inconsciente y que hemos reprimido en la vida diurna. También tienen una función cognitiva al procesar y consolidar la información que recopila el cerebro durante el día. Durante el sueño el continuo espacio-temporal que caracteriza la realidad física se relativiza. Podemos estar en dos tiempos a la vez o podemos cambiar de espacio sin necesidad de continuidad temporal. 

La fase REM (Movimiento Ocular Rápido) y los sueños

Como sabemos, al dormir atravesamos varias fases del sueño, hasta llegar a cerrar cada ciclo, que debe durar entre 90 y 110 minutos. La fase REM es la última fase de cada ciclo del sueño. Llegar a esta fase del sueño nos ayuda a alcanzar las horas de sueño profundo necesarias en una noche. Es en este momento en el que más soñamos al estar dormidos. La actividad cerebral es muy alta y los ojos se mueven de forma rápida, aunque los músculos permanecen relajados. Es interesante saber que el patrón electroencefalográfico del sueño REM es muy similar al de la vigilia.

Existe un estudio del Centro de Investigación de Lyon (Francia) sobre los sueños en la fase REM. Participaron varios voluntarios, a los cuales se les enviaron estímulos externos en esta última fase de cada ciclo del sueño. Esto permitió que varios de los investigados tuvieran mini despertares, que les ayudaron a recordar los sueños. Esto demostró que la memoria del sueño está relacionada con la actividad cerebral. Los que no despertaron en ese momento, no recordaron los sueños al despertar más tarde. El cerebro no recuerda al estar dormido, sino sólo cuando despierta. Un sueño interrumpido es más posible de recordar que uno que ocurrió hace horas.


La fase del sueño REM ocupa un 25 % de cada ciclo del sueño (entre 15 y 30 minutos). Recordemos que en una noche podemos llegar a tener 5 ciclos de sueño. Lo que demuestra que en realidad podemos soñar mucho cada noche.

La memoria del sueño, los recuerdos y el hipocampo

La memoria del sueño es un proceso que se lleva a cabo cuando el cerebro está despierto. Se cree que las personas que no recuerdan sus sueños, tienen una mejor calidad de sueño que las que los recuerdan. Pero esto es un mito. De hecho, tener sueños ya es un indicador de tener una buena calidad de sueño con horas de sueño profundo. Esto se debe a que para llegar a la fase REM hemos tenido que atravesar las fases de sueño ligero y de sueño profundo. Y tener recuerdos de los sueños depende de cuán activo estuvo el cerebro en la fase REM de los ciclos del sueño.

Hay un estudio publicado en la revista científica Neuron, que investiga el hipocampo y la memoria a corto y largo plazo. En este estudio se observó que no todas las partes del cerebro se desconectan al mismo tiempo cuando dormimos. El hipocampo es una estructura curva que está dentro de cada hemisferio cerebral. Esta estructura es la encargada de llevar la información de la memoria a corto plazo a la memoria a largo plazo.

Cuando despertamos, puede que el hipocampo aún no esté activo. Esto hace que tengamos la memoria del sueño a corto plazo pero que no la podamos consolidar. Por tanto, al rato, si el hipocampo no se activa, no tendremos recuerdos de lo que soñamos.

 Cómo podemos activar la memoria del sueño

Aunque se estima que soñamos de 3 a 6 veces por noche, es muy difícil para algunos recordar los sueños. No obstante, existen algunas acciones que nos ayudan a obtener los recuerdos de los sueños:

       Evitar despertar con alarmas. Si despertamos paulatinamente de forma natural, sin prisas, podemos acceder a la memoria del sueño con más facilidad.

       Enfocar la mente en el sueño al despertar. En vez de despertar y levantarnos de la cama, podemos yacer unos minutos más y dedicarlos a recordar los sueños. Es una especie de retrospectiva mental que nos conduce a la memoria del sueño.

       Llevar un diario de sueños, en el cual escribamos las memorias del sueño al despertar. Este ejercicio nos ayudará, con el paso de los días, a ver más detalles de nuestros sueños y recordarlos mejor.

       Ejercitar el darnos cuenta de que estamos soñando mientras soñamos, o sea, dentro del propio sueño. Esto promueve los llamados sueños lúcidos, de los que nos será mucho más fácil acordarnos al despertar. Una de las técnicas para lograrlo es mirarse las manos dentro del propio sueño.

Cuando un sueño me desvela y el sueño continúa, mi mente no descansa

Existen las llamadas “parálisis de sueño”. Las padece un 8 % de la población mundial. La parálisis de sueño es una vivencia que para algunos es aterradora (aunque no para otros), que ocurre por lo general en la fase REM. Se trata de que nuestra mente despierta en un sueño malo o pesadilla pero nuestro cuerpo no responde. Se pueden sentir alrededor del cuerpo presencias extrañas a través de sonidos, olores, pecho hundido, etc. Tratamos de incorporarnos en la cama, de gritar o de correr en el sueño, pero no podemos. Esta experiencia puede determinar que no tengamos buena calidad del sueño.

Para combatir este padecimiento, podemos recurrir nosotros mismos a las técnicas de higiene del sueño. Aunque si el problema persiste, puede ser que estemos padeciendo algún trastorno del sueño y debamos ver a un especialista. Veamos algunos consejos para evitar la parálisis del sueño:

       Duerme al menos 8 horas al día aproximadamente en el mismo horario. Cuando dormimos menos de lo que necesitamos, puede ocurrir un rebote de la fase de sueño REM. Esto hace que sea más posible padecer desvelos a la noche siguiente.

       Haz rutinas de meditación y relajación antes de irte a dormir. Tener la mente “vacía”, es decir, relajada, ayuda a evitar que nos desvelemos durante los sueños. Además, evitará que tengamos pesadillas y parálisis del sueño.

       Evita ver la televisión y aparatos móviles al acostarte. Muchos tienen la costumbre de ver películas de terror antes de dormir. Si bien para nuestra consciencia es sólo una película, para la imaginación es una realidad atemorizante. Al dormir nuestra mente no podrá distinguir tan fácilmente entre la fantasía y la realidad. Por lo que nos conducirá a padecer pesadillas y a desvelarnos.

       Reduce la ingesta de alcohol y medicamentos. Tanto el alcohol como algunos medicamentos son causantes de desvelos nocturnos. Hay sustancias que interfieren en el sueño y provocan interrupciones y este tipo de episodios.

       Deja a un lado las cuestiones de trabajo o personales. Unas horas antes de irnos a la cama, debemos dejar de pensar en todo. Te recomendamos dejar a un lado cualquier tipo de tema que tenga que ver con el trabajo. También dejar de pensar en los problemas personales, familiares o sociales. Todo este tipo de pensamientos pueden causarnos interrupciones y malos sueños. Mejor déjalos para mañana y descansa.

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