Parálisis del sueño: ¿Qué es y cómo evitarla? | Blog Nubett
Para algunos (aunque no para todos), ese momento de inmovilidad puede estar acompañado de una sensación terrorífica y asfixiante. ¿Qué son, a qué se deben y qué podemos hacer para evitar las parálisis del sueño? Toda esta información y más te daremos hoy en este nuevo artículo del blog de Nubett.
Las parálisis del sueño es un tipo de trastorno del sueño o parasomnia. Aunque actualmente dicha parasomnia está incluida en la International Classification of Sleep Disorders (ICSD), no es un fenómeno únicamente moderno. En realidad se ha venido documentando desde la Antigüedad en diferentes culturas. Son muchísimas las personas que han tenido episodios de parálisis del sueño, por lo que es bastante conocida. Se calcula que un 60 % de la población experimenta al menos un episodio de parálisis del sueño alguna vez en su vida. Sin embargo, realmente se conoce poco sobre los pormenores de este trastorno.
Muchos de quienes sufren parálisis del sueño sienten temor u horror de esta experiencia, por lo que no deja de tener cierto halo terrorífico. Lo que la mayoría no conoce es que este tipo de trastorno se puede evitar, o incluso manejar. En el artículo de hoy te regalamos toda la información para entender qué es la parálisis del sueño, cuáles son sus causas y cómo evitarla. En Nubett queremos que conozcas todo sobre el sueño, desde cómo disfrutar de un buen descanso hasta los trastornos que pueden impedírtelo, tales como la parálisis del sueño. Nuestro objetivo es que siempre puedas tener un descanso profundo y de calidad.
¿Qué es la parálisis del sueño?
Como ya dijimos, la parálisis del sueño es uno de los denominados trastornos del sueño o parasomnias. La parálisis del sueño se caracteriza por una incapacidad para moverse e incluso para hablar, ya sea en el momento de quedarse dormido o durante el proceso de despertar. Además, quien está experimentando la parálisis del sueño está completamente consciente de lo que está sucediendo. Este trastorno puede ser agudo (que ocurre una sola vez o de manera muy aislada) o crónico (que ocurre repetidas veces, y puede estar asociado a alguna enfermedad física o mental). Lo más común es que sea un trastorno agudo. Aunque las personas de cualquier edad pueden vivir episodios de parálisis del sueño, es más frecuente que ocurran durante la adolescencia.
Un episodio de parálisis del sueño no dura más que unos segundos o minutos, pero la experiencia es tan intensa, que la vivencia subjetiva de la duración puede ser mucho mayor. Lo más seguro es que la persona sienta necesidad de gritar y de moverse, pero se desespere o se aterrorice al notar que no puede hacerlo. Hay personas que manejan este evento con serenidad, pero a muchos suele generarles desde estados de ansiedad y hasta de pánico. No obstante, cabe aclarar que la parálisis del sueño no pone en riesgo la vida. Eso sí, puede venir acompañada por otros trastornos del sueño, tales como el pánico nocturno o las pesadillas.
La parálisis del sueño que ocurre durante la fase de adormecimiento, se denomina predormicional o hipnagógica. En cambio, si ocurre mientras la persona se está despertando, se denomina posdormicional o hipnopómpica. Entre los síntomas que pueden experimentarse durante una parálisis del sueño, se encuentran:
· Una sensación opresiva en el pecho, que puede dificultar la respiración.
· Tener la típica sensación de que el cuerpo flota, pero con una conciencia poco común o extremadamente lúcida de ese evento.
· Sentir que tu espíritu o tu mente están atrapados o encerrados en tu propio cuerpo. Esto no a todas las personas les causa miedo o terror. Para algunos es una vivencia interesante, o incluso agradable o deseable, que buscan repetir.
· Percibir alteraciones drásticas de la realidad, tales como que la cama no está en el dormitorio sino en otro lugar, por lo general un espacio absurdo, como un campo a cielo abierto, en las nubes, etc.
Parálisis del sueño y etapa REM del ciclo del sueño
Otra característica de la parálisis del sueño es que puede ocurrir, no ya durante el adormecimiento o el despertar, sino además mientras la persona está soñando. Por lo general el episodio puede ocurrir durante sueños pesadillescos en forma de persecución o de otras situaciones de peligro, de las cuales el durmiente no se podrá despertar producto de la parálisis. Aunque la parálisis del sueño no siempre está necesariamente asociada a experiencias oníricas, con frecuencia sí ocurre durante la etapa del sueño REM o de Movimientos Oculares Rápidos. Es esto lo que le imprime la típica sensación angustiante que genera ansiedad y ahogo.
Desde el punto de vista neuromotor, la anomalía consiste en que la persona comienza a regresar del sueño y a recuperar la conciencia de la vigilia, pero el cuerpo continúa con la atonía muscular (sin poder mover los músculos) típica de la etapa REM del sueño. Por eso, aunque la persona se quiera mover y despertar, no lo consigue. Es como si literalmente hubiera quedado paralítica. La etapa REM, que es la última del ciclo completo del sueño que sucede cada 90 minutos, es la fase onírica, es decir, donde se sueña con toda intensidad. Por eso es normal que, durante la parálisis del sueño, se suela tener una vivencia onírica vívida, unida a la consciencia de no poder moverse.
¿La parálisis del sueño es o no un trastorno?
Normalmente un episodio aislado de parálisis del sueño no se considera un trastorno del sueño, y este es el criterio más generalizado. La parálisis del sueño se considera trastorno sólo cuando ocurre con frecuencia o cuando está asociada a otras enfermedades (como veremos con cierto detalle más adelante). No es que no existan otros enfoques, distintos del que estamos comentando en este artículo. Pero este es el criterio oficial.
Las publicaciones científicas especializadas lo dejan claro. La parálisis del sueño ocasional no es una anomalía ni un trastorno, sino un fenómeno normal. Por ejemplo, en una publicación del Stanford Health Care, centro médico de Palo Alto, California, EE. UU., se asevera que la parálisis del sueño es una parte normal del sueño REM y ocurre en personas sanas. Sólo se considera un trastorno cuando ocurre fuera del sueño REM, o como causa o consecuencia de otras enfermedades (narcolepsia, cataplejía, alucinaciones hipnagógicas).
Intrusos en el dormitorio durante la parálisis del sueño
Algunas personas sienten la presencia de entidades intrusas dentro del dormitorio durante un episodio de parálisis del sueño. Para la ciencia, este evento tiene como causa las alucinaciones acompañadas de temor intenso. El cuadro que el pintor anglo suizo Johann Henri Fuseli presentara en 1871, titulado “La pesadilla” o “El íncubo”, es una ilustración que representa muy bien las experiencias de presencia de entidades durante la parálisis del sueño. En realidad el pintor estaba al parecer bastante interesado en este tema, y realizó varias versiones de la misma obra. La más famosa de las versiones es la de 1781.
Las entidades que se manifiestan en los sueños durante una parálisis, pueden tener diferentes formas: humanoides, animalescas, siluetas oscuras, sombras, criaturas peludas, demonios, espíritus, aparecidos, fantasmas, súcubos, íncubos, etc. Quienes padecen parálisis del sueño pueden ver a esas criaturas, y hasta sentir cómo les aprietan el pecho, y en ocasiones hasta la garganta. Todo esto provoca que muchas personas les teman a las parálisis del sueño, o que incluso sientan pavor.
Interpretación esotérica de la parálisis del sueño
Como dijimos más arriba, desde la óptica de la ciencia, el hecho de que una persona experimente la presencia de seres extraños durante la parálisis del sueño, es un producto de las alucinaciones, algo así como una distorsión neurológica pero ilusoria de la realidad. A pesar de que los pacientes vivan la experiencia de una forma muy real y aterradora, según la ciencia en realidad se trata de una mala pasada que nos juega nuestro cerebro.
Por otro lado, algunas disciplinas esotéricas validan la existencia de esos extraños intrusos que pasan del sueño al dormitorio. Para el esoterismo, se trata de seres reales pero inmateriales, que habitan en el inframundo o en el bajo astral, y que se alimentan de la energía de los seres humanos. Esto significa que los esoteristas consideran que la parálisis del sueño es algo así como un derrumbe del muro que separa la fantasía de la realidad, y la entrada en un ámbito en que el sueño y la vigilia se funden.
Desde esa óptica, los seres del sueño realmente emergen en la noche y provocan la parálisis, con el objetivo de poder atacar a sus víctimas, los durmientes, y sacar provecho de ellos. Los íncubos son uno de estos seres, y se han registrado desde la Antigüedad. Cuenta la leyenda que se alojan en el pecho, cerca del corazón, y tratan de cortar la respiración de la persona para consumir su aliento vital. Se dice que, debido a eso, durante la parálisis del sueño se puede experimentar un olor desagradable o una sensación de frío. Son los efectos de una presencia extraña o maligna, tal como la describe la demonología cristiana.
Soluciones esotéricas para la parálisis del sueño
¿Y qué solución da el esoterismo para evitar o para manejar las parálisis del sueño? Obviamente, partiendo de la concepción tan distinta que tienen del fenómeno, las soluciones de la ciencia y de las disciplinas esotéricas son diferentes (si bien es bastante frecuente que las personas que padecen de este trastorno del sueño acudan tanto a la ciencia como al esoterismo para solucionarlo).
Posteriormente daremos las soluciones que existen para este trastorno desde el punto de vista de la ciencia. Ahora veremos, a modo de curiosidad, qué tipos de soluciones se practican desde las ciencias ocultas o esotéricas, ya que muchas personas que tienen parálisis del sueño suelen aplicarlas. Algunas soluciones esotéricas para la parálisis del sueño son:
· Darse una ducha un rato antes de acostarse, con el fin de limpiar el cuerpo de seres parásitos. Esto es algo que se puede hacer todos los días.
· Ponerse un poco de sal gruesa de mar sobre la cabeza y detrás de los omóplatos y diluirla con el agua de la ducha. Esto se puede hacer una vez a la semana.
· Limpiar la habitación espiritualmente quemando inciensos, sonando un cuenco tibetano, decretando con la voz la expulsión de los seres oscuros y no deseados. Esto se puede hacer todos los días o una vez a la semana.
· Mantener el orden y la buena limpieza del hogar, intentando que permanezca lo más vacía posible de objetos y rincones oscuros. Se recomienda tirar o regalar todos los objetos o adornos que no usemos o que no nos gusten.
· Realizar una limpieza de los chacras al menos una vez al año, ya sea meditando o por medio de visualizaciones.
No debemos dejar de mencionar en este acápite, el hecho de que en distintas vías chamánicas tradicionales no sólo no se rechazan experiencias como la parálisis del sueño, sino que incluso se buscan. El motivo de esto es la utilización positiva y efectiva del sueño como una puerta entre el mundo de la vigilia y el mundo de los sueños, que en este contexto se percibe como el mundo de lo sobrenatural o lo divino. Independientemente de si tal cosa te parece factible, el hecho es que una parálisis de sueño no tiene que por fuerza asumirse como un evento aterrador. Puede también ser una experiencia interesante por extraordinaria. Si la asumes con serenidad, tal vez experimentes buenas vivencias; es cierto que raras, pero buenas.
Motivos por los que el cuerpo se inmoviliza durante el sueño
En los estudios del sueño, el lapso de tiempo que transcurre entre el momento en que nos acostamos y el momento en que nos quedamos dormidos, se denomina período de latencia. Las parálisis del sueño pueden ocurrir tanto en el período de latencia como en el proceso de despertar, es decir, en el tránsito entre el sueño y la vigilia. Existen varias condiciones que el cuerpo requiere para lograr quedarse dormido, y en ausencia de las cuales el período de latencia se alarga demasiado o incluso no ocurre, debido a lo cual se estaría experimentando un episodio de insomnio. Entre las condiciones que el cuerpo requiere para ir pasando de un plácido estado de latencia al sueño, se encuentran:
· Cerrar los ojos y relajarse en cuerpo y mente.
· Desconectarse sensorialmente de los estímulos del exterior.
· Aumentar la profundidad de la respiración.
· Reducir el ritmo cardiaco, la presión arterial y la temperatura corporal.
· Suspender el tono muscular y entrar en estado de inmovilidad.
Una de las condiciones más importantes para conseguir dormirse, es la última de la lista que acabamos de ver: que los músculos entren en un progresivo estado de atonía, por lo que se vuelven imposibles de mover, como si realmente hubiera una parálisis corporal mientras estamos dormidos. Por eso es que unos de los momentos en que puede ocurrir parálisis del sueño es mientras nos quedamos dormidos, es decir, durante el plácido estado de latencia.
Una duda interesante que es bueno aclarar antes de continuar con el artículo, es la siguiente: ¿Qué objetivo tiene que no podamos movernos voluntariamente mientras estamos dormidos? Si tomamos en cuenta, por ejemplo, a los sonámbulos, se puede decir que la inmovilidad del cuerpo no necesariamente es inherente al sueño, sino que es más bien una conveniente condición en la que entra el cuerpo para poder dormir bien.
Si los sonámbulos caminan dormidos, o incluso hablan, corren, y hasta conducen automóviles, entonces al cuerpo no le es imposible moverse y realizar actividades complejas mientras está dormido. Así pues, ¿por qué la inmensa mayoría de las personas entran en estado de inmovilidad corporal y atonía muscular a medida que se duermen? Esta inmovilidad absoluta durante el sueño tiene como mínimo dos objetivos:
1. Permitir que el cuerpo físico y la mente descansen a fondo, especialmente aquellos órganos (como el cerebro y el sistema nervioso) que durante la vigilia no consiguen descansar ni purificarse debido a que se encuentran necesariamente en absoluta actividad. Estos órganos necesitan que el cuerpo pase por una “desconexión” total durante muchas horas, ya que sólo así consiguen completar sus ciclos, descansar a fondo o expulsar desechos desde los tejidos.
2. Otro motivo importante para la inmovilización física durante el sueño, es que el cuerpo permanezca seguro mientras duerme, en el sentido de que sea absolutamente incapaz de moverse o de implicarse en actividades y operaciones complejas que impliquen riesgo o peligro. La importancia de este punto es especialmente notable en las personas que padecen del trastorno del sueño llamado “sonambulismo”, que mencionamos hace un momento. Algunas de esas personas se colocan en situaciones extremadamente peligrosas debido a que no están conscientes, y pueden terminar accidentándose o perdiendo la vida.
¿Por qué se produce la parálisis del sueño? Explicación neurológica
Habiendo respondido a la duda de por qué es importante que el cuerpo se mantenga paralizado mientras dormimos, pasemos, ahora sí, a la explicación neurológica de la parálisis del sueño, ya que es un trastorno que se relaciona precisamente con el sueño y la inmovilidad.
Según la ciencia neurológica, las parálisis del sueño ocurren cuando el cerebro está en un estado de sueño REM y el cuerpo está temporalmente paralizado para prevenir que la persona actúe físicamente los sueños. De lo contrario, la persona imaginariamente movería el cuerpo dentro del sueño, pero en la vigilia estaría realizando actividades absurdas o peligrosas. En circunstancias normales, el cerebro activa la corteza motora para permitir que la persona se mueva mientras está despierta viviendo la realidad cotidiana; sin embargo, durante las parálisis del sueño, esta activación no ocurre a pesar de que la persona está en tránsito de despertar.
La explicación neurológica actual es que la parálisis del sueño puede ocurrir debido a una variedad de factores, tales como una interrupción en el ciclo de sueño REM o una disfunción en la regulación de la actividad cerebral. Un detalle importante que a veces señalan los especialistas, es que dormir en la postura boca arriba puede ser un factor desencadenante de parálisis del sueño. La parálisis del sueño puede ser también lo que se denomina un padecimiento concomitante, es decir, un trastorno que se manifiesta junto con otros trastornos, especialmente junto con otros trastornos del sueño o problemas del sueño. Algunos de los trastornos (del sueño o no) asociados a las parálisis del sueño, son:
· La narcolepsia o exceso de sueño durante la vigilia. Aproximadamente el 50 % de las personas con narcolepsia, experimentan parálisis del sueño.
· La cataplexia o pérdida del tono muscular durante la vigilia.
· Trastornos en los ciclos circadianos o del ritmo alternado entre el día y la noche.
· Jet lag o inadaptación a otro huso horario luego de un largo viaje.
· Algunos trastornos mentales (tales como la bipolaridad o el trastorno de pánico).
· Privación del sueño o permanecer sin dormir durante un tiempo excesivo.
· Consumo de ciertos fármacos.
· Cambios en los patrones normales del descanso.
· Terrores nocturnos.
· Pesadillas.
Ampliando un poco algunos detalles de la lista anterior, digamos que entre los fármacos que pueden producir parálisis del sueño se encuentran los que se prescriben como tratamiento para el Trastorno de hiperactividad con déficit de atención (THDA). Las parálisis del sueño que no son concomitantes, es decir, que no se manifiestan en conjunción con otros padecimientos, se denominan parálisis del sueño aisladas. Hay que aclarar que las parálisis del sueño también pueden deberse a causas genéticas o hereditarias, y en este sentido puede heredarse tanto la parálisis del sueño como la otra enfermedad.
¿Cómo puedo evitar una parálisis del sueño (desde la óptica científica)?
Más arriba vimos los consejos y estrategias para evitar las parálisis del sueño desde la óptica del esoterismo. En aquel momento también te prometimos que daríamos la información equivalente desde el punto de vista científico. A continuación te presentamos algunas estrategias y consejos que te podrán ayudar a evitar la parálisis del sueño, pero desde una perspectiva científica. Algunos de estos consejos sirven no sólo para evitar la parálisis del sueño, sino además otros trastornos del sueño y problemas de descanso.
· Establecer y mantener un horario de sueño: Es conveniente acostarnos a dormir y despertarnos más o menos a la misma hora todos los días, o más bien dentro del mismo rango de horario. Esto puede ayudar a regular los ciclos del sueño y la vigilia, lo que puede reducir el riesgo de sufrir parálisis del sueño.
· Evitar o reducir el estrés: El estrés puede aumentar el riesgo de sufrir parálisis del sueño, por lo que es importante reducirlo mediante técnicas de relajación, tales como la meditación o la respiración profunda.
· No quedarse sin dormir innecesariamente: La privación del sueño puede aumentar el riesgo de sufrir parálisis del sueño, por lo que es importante dormir lo suficiente cada noche. A esto se le puede añadir que las personas que buscan experimentar parálisis del sueño o experiencias oníricas excepcionales, a veces primeramente se privan del sueño durante un tiempo mayor que el normal.
· Evitar sustancias estimulantes cerca de la hora de sueño: La cafeína y el alcohol pueden interrumpir el sueño y aumentar el riesgo de sufrir parálisis del sueño, por lo que es importante evitar su consumo cuando está cerca la hora de acostarse. Además del café, algunas otras bebidas y alimentos que contienen sustancias estimulantes (aunque en menor dosis) son: el té, el chocolate, las bebidas de cola, las bebidas energéticas, entre otras.
· Tener una buena higiene del sueño: Cuando se habla de higiene del sueño, ese término se refiere a mantener prácticas saludables de sueño, tales como mantener un ambiente de sueño tranquilo y oscuro, evitar dispositivos electrónicos antes de dormir, o mantener una temperatura fresca en la habitación.
Si pones en práctica todos los consejos que te acabamos de dar, es muy probable que nunca o casi nunca experimentes parálisis del sueño. No obstante, si a pesar de las medidas profilácticas continúas experimentando episodios de parálisis del sueño, lo más conveniente es visitar a un médico o a un especialista del sueño, y obtener por esas vías un diagnóstico adecuado y un tratamiento efectivo.