¿Soy o no soy yo en los sueños? | Blog Nubett

¿Soy o no soy yo en los sueños? | Blog Nubett

Dentro de teorías como la interpretación de los sueños y el significado de los sueños, definir al yo que sueña es de la mayor importancia. Y es que aprender a desarrollar control del sueño y a tener lo que se llama sueños lúcidos, puede ser una excelente terapia para las pesadillas y para otros trastornos del sueño, lo cual garantiza un descanso de calidad.

Así que hoy en el blog de Nubett por fin sabremos qué han dicho acerca de la magia de los sueños (y su relación con el yo que sueña) ciertos personajes célebres como Sigmund Freud, Carlos Castaneda, los nativos americanos... Y el ChatGPT. ¡¿Cómo que el ChatGPT?! Sí, el ChatGPT, esa herramienta de inteligencia artificial que últimamente se ha vuelto una celebridad, y sobre la cual daremos opiniones (nuestras y de otros estudiosos) que tal vez no sean las que supones.

Pero antes de continuar con este artículo, ten en cuenta esto, tú, amigo lector, que eres perspicaz y avezado: no confundas los sueños lúcidos con las pesadillas, porque no son lo mismo. Obtendrás muchos detalles maravillosos más si lees una buena parte de este artículo... O, mejor dicho, ¿si lo lees desde el principio hasta el final? No es por decirte qué hacer. La lógica onírica te pondrá en claro que un círculo no tiene principio ni final, y que todo es tan lejos como tan cerca. A fin de cuentas, hasta Alonso Quijano tuvo sueños en los que volaba por los aires o penetraba hasta lo más recóndito de las entrañas de la tierra, y siempre sus sueños se parecieron demasiado a la realidad.

La respuesta plana y contradictoria dada por el ChatGPT

Para empezar desde el nivel de lo común y lo corriente, comencemos por realizar una indagación en la Internet. Vamos a hacerle la pregunta de nuestro título, “¿Soy o no soy yo en los sueños?”, al ChatGPT. El ChatGPT es una herramienta de inteligencia artificial cuya fama en la hora actual, en términos de capacidad informativa, se debe más a la publicidad millonaria que a la cosa en sí. Por más que hemos intentado usarlo como herramienta para la creación de contenido, los resultados dejan mucho que desear. Casi siempre responde con una sintaxis bastante correcta, pero con una semántica que puede ser desde paradójica hasta contradictoria, sin que puedas contrastar las fuentes que elige por ti. Responde el ChatGPT:

“Sí, en tus sueños eres tú mismo. Durante el sueño, tienes la sensación de ser tú y controlar tus acciones y decisiones en el sueño. Aunque los sueños a menudo están influenciados por tus pensamientos, emociones y experiencias previas, y pueden ser un reflejo de tus deseos, miedos o inquietudes inconscientes, en el sueño sientes que estás viviendo la experiencia de manera directa y real.

Es importante destacar que la representación de ti mismo y las situaciones en las que te encuentras en tus sueños pueden ser diferentes a cómo eres o cómo te sientes en la vida real, y las cosas en los sueños pueden no seguir las reglas de la realidad. Pero, en el contexto del sueño, tú eres la persona que está viviendo la experiencia”.

Como se puede notar, la respuesta del ChatGPT, como se dice, queda bien con dios y con el diablo. A pesar de que es correcta gramatical y sintácticamente, es plana, falta de buen juicio y sutileza, e incluso es contradictoria, y está repleta de lo que los filólogos llamamos “perfiles esfumados”, es decir, detalles de información que faltan para poder comprender realmente las frases. Así mismo, de entre los cientos de enfoques que puede tener un tema cualquiera desde el punto de vista histórico, psicológico, político, ideológico, estético, etc., el ChatGPT elige todo por ti, y tú lo recibes pasivamente como si fuera la verdad, o más bien como si no importara la verdad.

Un ser humano puede notar que la respuesta está escrita por una herramienta robótica, y más todavía lo podrá notar otro bot, tal vez no por motivos sintácticos, pero sí por motivos lógicos y semánticos. Por eso siempre les avisamos a quienes redactan contenido, que se cuiden mucho de confiar al ChatGPT la escritura de los artículos de una web. Es sólo cuestión de tiempo que Google (que es y seguirá siendo el gigante del SEO), emita un algoritmo que detecte el contenido redactado por inteligencia artificial (IA) y penalice el posicionamiento de los sitios webs elaborados por esa vía, mientras sigue poniendo a nuestra disposición todo el contenido de la web, para que nosotros elijamos lo que nos parezca mejor.

Si el uso del ChatGPT se instaurara y se generalizara (como está intentando Microsoft para competir con Google, no porque le importe el destino humano sino para conquistar la cuota del mercado SEO que Google se ha ganado por derecho propio abogando durante décadas por el contenido de calidad), entonces la inteligencia artificial se convertiría en un nuevo monopolio de la información, un nuevo nivel de filtro de la realidad incluso peor que la televisión. No en balde ya se está prohibiendo el uso del ChatGPT en escuelas de Estados Unidos.

Reiteramos que la efervescencia actual en torno al ChatGPT es el fruto de una moda implantada por la publicidad millonaria. No podemos detenernos aquí en un análisis más detallado, debido a lo cual remitimos a otros escritos. Como dice Ted Chiang en un artículo publicado en The New Yorker, el ChatGPT es una versión JPG borrosa de la web. O hablando en palabras llanas: ¿Quién va a elegir una versión aguada y parcial de Internet, cuando puede tener la Internet real? Y con respecto al peligro ético y cognitivo de herramientas de IA como el ChatGPT, recomendamos leer del autor Andrew Marantz el artículo «No es posible para mí sentirme o ser espeluznante: una entrevista con ChatGPT», también publicado en The New Yorker.

Semejanzas y diferencias entre el yo de la vigilia y el yo del sueño

El yo de la vigilia y el yo de los sueños comunes (no el de los sueños lúcidos) pueden ser similares en algunos aspectos, pero también pueden presentar diferencias importantes. Algunas de las semejanzas entre el yo de la vigilia y el de los sueños comunes, son:

·        Nivel de identidad: En ambos estados, tú eres la persona que está experimentando las situaciones y te sientes como tú mismo. Durante la vida diaria experimentas tu identidad con bastante más coherencia que durante un sueño común. Pero durante lo que se denomina un “sueño lúcido”, hay poca o ninguna diferencia entre el yo de los sueños y el yo de la vigilia, salvo que el de los sueños puede experimentar un mundo lleno de prodigios impensables en la vigilia.

·        Emociones y pensamientos: En ambos yoes, el de la vigilia y el del sueño, puedes experimentar emociones y tener pensamientos y percepciones que son coherentes con la situación en la que te encuentras. Además, muchas de las emociones, sentimientos, e ideas que tienes en los sueños tienen bastante que ver los que tienes durante la vida diaria, si bien son menos continuos y más caóticos.

Téngase en cuenta (y esto de algún modo ya lo hemos estado sugiriendo) que en este acápite estamos hablando principalmente del yo de los sueños comunes, no del yo de los sueños lúcidos. Sobre el yo de los sueños lúcidos hablaremos en el acápite posterior a este. A pesar de las semejanzas que vimos arriba, también hay diferencias notables entre el yo de la vigilia y el yo de los sueños comunes:

·        Grado de consciencia: En la vigilia, tienes una conciencia bastante clara y consciente de ti mismo y de tu entorno. En cambio, en los sueños comunes la conciencia puede ser más vaga, distorsionada y discontinua. En un sueño común, la identidad del yo que sueña puede variar de un momento a otro. En un instante puedes ser tú, y en el siguiente puedes ser otro personaje.

·        Control de la situación: En la vigilia, tienes un mayor control sobre tus pensamientos, acciones y decisiones. En los sueños, el control sobre tus acciones y decisiones puede ser bastante más limitado y las cosas pueden suceder de manera impredecible, o incluso caótica, sin que puedas hacer nada al respecto.

·        Claridad de la realidad onírica: En la vigilia, las situaciones y eventos son generalmente coherentes con las reglas de la realidad y las leyes de la física y la geometría (al menos con respecto a la física newtoniana y la geometría euclidiana). En cambio, durante los sueños comunes, las situaciones y eventos pueden ser surrealistas y no seguir las reglas de la realidad, dos espacios pueden coexistir, el tiempo puede ser flexible, la gravedad puede no funcionar, etc.

·        Capacidad de recordar el sueño: Durante la vigilia tienes una memoria bastante clara y detallada de tus experiencias recientes o menos recientes, y tus recuerdos se circunscriben a lo que has vivido. En los sueños, la memoria puede ser vaga y fragmentada, y puedes olvidar fácilmente los detalles más recientes de tus sueños, además de que puedes no recordar el sueño después de despertarte.

Resumiendo, el yo de la vigilia y el yo de los sueños comunes tienen algunas semejanzas, y también algunas diferencias esenciales en términos de identidad, emociones y pensamientos, grado de conciencia del entorno y de sí mismo, control de la situación, claridad en la percepción de la realidad onírica y capacidad de recordar el sueño.

Diferencias entre el yo del sueño común y el yo de los sueños lúcidos

Empecemos por definir qué son los sueños lúcidos. Los sueños lúcidos son un tipo especial de sueño en que la persona que está soñando está consciente de que está soñando, e incluso tiene control sobre la realidad del sueño. Una vez que la persona se da cuenta de que está soñando, puede tomar el control del sueño y hacer cosas que no serían posibles en la realidad, tales como volar, teletransportarse, cambiar el entorno, interactuar con extraños seres de los sueños o encarnar en alguien que no eres.

Hay grados de lucidez en este tipo de sueños. Los grados de lucidez del sueño van desde una vaga conciencia del entorno y de sí mismo y un mínimo control de la situación, hasta una pasmosa conciencia de la realidad onírica (comparable a la conciencia de la vigilia) y un control completo del cuerpo que sueña, de los movimientos, del espacio, del tiempo y de la percepción. Esto significa que el yo de los sueños lúcidos es bastante distinto del yo de los sueños normales. Hagamos una comparación entre ambos:

·        Nivel de identidad: Durante un sueño común, tu yo puede ser fragmentario. Puedes convertirte en otra persona o incluso cambiar de apariencia, y tener muy escasa conciencia de que eres tú y de que estás soñando. Esto mismo les puede ocurrir a otras personas y seres del sueño: de repente pueden cambiar de identidad o de apariencia. En cambio, durante un sueño lúcido (y precisamente por eso es lúcido), logras que tu yo no se fragmente, consigues mantenerlo estable a voluntad, y eso mismo consigues con respecto al resto de los seres que te rodean. Esta continuidad voluntaria de la identidad del yo de los sueños, es lo que permite que los sueños se vuelvan lúcidos y garantiza una relativa continuidad en la realidad onírica. De este modo es más fuerte la conciencia de que sí eres el yo de los sueños.

·        Continuidad del espacio: Durante un sueño común, los espacios pueden ser flexibles y pueden variar. De repente estás en un lugar y de repente estás en otro, o incluso puedes estar en ambos al mismo tiempo. La perspectiva es rara y las distancias son paradójicas. En cambio, durante un sueño lúcido (y reiteramos que precisamente por eso es lúcido), logras mantener el espacio de manera estable. Pueden continuar ocurriendo fenómenos espaciales extraordinarios, tales como estar en dos lugares al mismo tiempo, o entrar en dimensiones nuevas fuera de lo normal. Pero al estar consciente de que eres el yo del sueño, percibes esos prodigios de manera más estable.

·        Continuidad del tiempo: El tiempo y el horario pueden ser caóticos dentro de un sueño común. La luz del día puede no seguir la secuencia del tiempo lineal de la vigilia. El tiempo puede contraerse o dilatarse, aunque sin que puedas controlar eso. Esto no significa que dentro de un sueño lúcido no ocurran prodigios temporales; que puedas, por ejemplo, viajar distancias increíbles en un tiempo muy breve. De hecho en un sueño lúcido puedes hacer eso, pero a voluntad, y lo que es más importante, sin perder la noción de que eres tú el yo del sueño.

El control del yo de los sueños como terapia contra las pesadillas

Ya comentamos más arriba qué son los sueños lúcidos, pero no está de más reiterarlo aquí, para que se comprenda mejor el contenido del presente acápite. Estaremos citando un interesante estudio científico titulado «Mi sueño, mis reglas: ¿Pueden los sueños lúcidos tratar las pesadillas?», y publicado en Frontiers in Psychology y en PubMed Central en 2019 por un colectivo interdisciplinario de autores de universidades de varios países (Brasil, Bulgaria, Estados Unidos, Lituania y Alemania). El estudio define los sueños lúcidos de la siguiente manera:

“Los sueños lúcidos (LD) son aquellos sueños en que el sujeto es consciente de que está soñando durante el sueño, e incluso puede controlar la trama onírica. Esta posibilidad abre un camino para ayudar a las personas con pesadillas”.

El estudio tiene como objetivo encontrar vías de tratamiento de las pesadillas mediante el adiestramiento del paciente en los sueños lúcidos. La utilidad de los sueños lúcidos como tratamiento de las pesadillas, consiste en que, si durante los sueños lúcidos la persona puede ser consciente de que está soñando, e incluso puede ir un paso más allá, y controlar los eventos de su sueño, esto puede utilizarse de manera terapéutica a través de una resignificación de las escenas oníricas. Las personas pueden desarrollar la capacidad de transformar la pesadilla en un sueño normal, y de esta manera resolver conflictos y garantizar un sueño reparador.

¿De qué manera funciona esto en la práctica? Si la persona que sueña adquiere lucidez sobre las pesadillas, puede dejar de temer a las amenazas, gracias a que ahora tiene la posibilidad de saber que solamente se trata de un sueño. Además el soñador puede despertarse durante la pesadilla, enfrentarse al miedo e intentar neutralizarlo, o hasta puede aprender a convertir la pesadilla en un evento agradable.

Los sueños lúcidos pueden ser espontáneos o pueden ser inducidos mediante técnicas específicas, como mantener un diario de sueños, realizar ejercicios de realidad aumentada o realizar pruebas de realidad. El estudio que hemos estado citando se complementa muy bien con otro estudio titulado «La neurociencia cognitiva del sueño lúcido», que intenta hallar formas no tradicionales de inducir sueños lúcidos en los pacientes, de manera que este tipo de sueños pueda usarse como terapia para distintos trastornos. Por ejemplo, se han investigado técnicas como la combinación de un entrenamiento mental con estimulación colinérgica, o la estimulación cerebral eléctrica para inducir sueños lúcidos. Estas técnicas no están del todo estudiadas ni se ha demostrado aún su grado de eficacia, pero se están investigando.

El yo de los sueños visto desde la ciencia

Desde la óptica de la ciencia, el yo del sueño es un término utilizado para referirse a la vivencia de ser uno mismo en un sueño, es decir, la experiencia subjetiva de identidad personal que se siente mientras se está soñando. La ciencia ha estudiado este fenómeno de diversas maneras y desde diversas ópticas o disciplinas. Si bien es cierto que hay más lagunas que certezas, y que los sueños todavía ni de lejos se comprenden por completo, hay algunas ideas científicas que se han propuesto para profundizar en el fenómeno.

Algunas investigaciones sugieren que el yo del sueño puede estar relacionado con la actividad en ciertas áreas del cerebro, tales como la corteza prefrontal, y otras áreas que se sabe que están involucradas en procesos como la toma de decisiones, la planificación y la autorreflexión. La actividad en estas áreas del cerebro durante el sueño, puede estar asociada con la experiencia de tener una sensación de control sobre los eventos de la realidad onírica y con la capacidad de reconocer que se está soñando (lo que, como ya vimos, se conoce como “sueño lúcido”).

Por otra parte, algunos estudios han investigado el yo del sueño en su relación con la personalidad y los rasgos psicológicos de las personas. Se ha sugerido que la experiencia del yo del sueño puede estar relacionada con la capacidad de introspección, el proceso de reflexionar sobre uno mismo y el autocontrol. Sin embargo, aún queda mucho por investigar y no se sabe con certeza cómo se relaciona directamente la experiencia del yo del sueño con la actividad cerebral y los rasgos psicológicos. Este resulta un tema de continuo interés para la ciencia, y se espera que se hagan nuevos descubrimientos en el futuro.

Es probable que en un futuro no muy lejano se llegue a más conclusiones sobre el yo del sueño, ya que se trata de un área de investigación activa y en constante evolución en la ciencia del sueño y la neurociencia. La investigación del yo del sueño es un tema interesante para muchos científicos, y hay pocas preguntas respondidas y muchas preguntas todavía por responder.

Con el avance de la tecnología de imagen cerebral, la investigación del sueño y la neurociencia ha evolucionado significativamente durante los últimos años. Por ejemplo, la resonancia magnética funcional (fMRI según sus siglas en inglés) se ha utilizado para estudiar la actividad cerebral durante el sueño. Esto ha permitido a los investigadores comprobar qué áreas del cerebro están activas durante las diferentes fases y tipos de sueño.

Además, se han realizado estudios sobre el impacto de diferentes factores, tales como la medicación, las enfermedades neurológicas y las lesiones cerebrales, sobre el yo del sueño. Estos estudios han proporcionado información valiosa sobre cómo diferentes aspectos de la actividad cerebral afectan a la experiencia subjetiva del yo en el sueño. A medida que la investigación continúe avanzando y se utilicen tecnologías más avanzadas para estudiar el cerebro y los sueños, se llegará a conclusiones más precisas sobre el yo de los sueños.

La interpretación de los sueños según Freud

Sigmund Freud fue un psicoanalista austríaco, fundador de la teoría psicoanalítica de la mente. En el Psicoanálisis de Freud se definen tres niveles de conciencia: el consciente, el subconsciente y el inconsciente. Veamos en qué consiste cada uno de estos tres niveles:

1)      El consciente: Es la parte de la mente que está en la superficie y de la que somos plenamente conscientes en un momento dado. Es la parte de la mente que está activa en la percepción del mundo exterior y de los pensamientos y sentimientos que tenemos en un momento dado. O sea, son los pensamientos, emociones y percepciones que son conscientes en el momento presente.

2)      El subconsciente: Es la parte de la mente que no está activa en la conciencia, pero que puede ser traída a la conciencia con cierto esfuerzo o mediante estímulos específicos. El subconsciente contiene recuerdos, pensamientos y sentimientos que no estamos conscientes de manera inmediata, pero que pueden influir en nuestros pensamientos, emociones y comportamientos durante la vida cotidiana, y también en los sueños.

3)      El inconsciente: Es la parte de la mente que está más profunda y lejos del alcance de la conciencia. El inconsciente contiene pensamientos, sentimientos y deseos que están reprimidos y de los que no somos conscientes en absoluto. Freud creía que los pensamientos y deseos reprimidos del inconsciente pueden influir en nuestros pensamientos, emociones y comportamientos, y que estos impulsos reprimidos pueden manifestarse en sueños, actos fallidos y síntomas psicológicos.

Desde la óptica de Freud, no somos en todo momento conscientes de todo lo que somos durante la vida diaria. Sin embargo, los niveles no conscientes de la mente sí pueden aflorar durante los sueños. En un sentido terapéutico, los sueños son una gran herramienta para acceder a los niveles no conscientes del yo, y el Psicoanálisis usa mucho los sueños para tratar los padecimientos psíquicos de los pacientes. No en balde Freud, y también discípulos y seguidores como Jung, dedicaron numerosos escritos a este tema...

Desde la óptica de la división de la conciencia en tres niveles, se puede decir que mientras el yo de la vigilia es el yo “consciente”, el yo de los sueños puede acceder a una experiencia más completa de la totalidad de la conciencia, sea a nivel subconsciente o incluso inconsciente. Pero veámoslo con más detalle.

El enfoque de Freud sobre el yo de los sueños

Según Freud, los sueños están totalmente relacionados con la estructura del yo. Como decíamos arriba, según la teoría freudiana, el yo se compone de niveles no conscientes a los cuáles se puede acceder mediante los sueños. Por eso es que Freud desarrolló una detallada teoría sobre el papel de los sueños en la psicología humana. Según Freud, los sueños son una expresión del inconsciente y un medio para que el yo (la parte consciente de la mente) procese y maneje los deseos y traumas reprimidos que se alojan en el subconsciente y en el inconsciente.

Freud creía que los sueños están compuestos por dos elementos: el contenido manifiesto, que es lo que el soñador experimenta y recuerda conscientemente, y el contenido latente, que es la verdadera significación simbólica del sueño. Según Freud, el contenido manifiesto del sueño es una especie de disfraz que oculta el verdadero contenido latente, que es la expresión de deseos inconscientes reprimidos y de conflictos psicológicos.

En este sentido, para Freud, los sueños pueden ser vistos como una especie de ventana al inconsciente, que permite al yo acceder a los impulsos y deseos que han sido reprimidos. Según su teoría, la interpretación de los sueños puede ayudar a descubrir las causas de los conflictos psicológicos y emocionales, lo que a su vez puede llevar a la curación y al autoconocimiento.

Cómo aprender a manejar el yo del sueño

Ya se ha dicho que la realidad del sueño es tan absorbente y absoluta como la de la vigilia, pero en una versión caótica y paradójica. Si alguna vez, durante un sueño, tratas de tomar conciencia de que estás soñando, podrás comprobar que no es nada fácil, salvo que lo logres por casualidad. Numerosas personas en el mundo intentan usar los sueños lúcidos o los ensueños como camino de exploración espiritual, y para ello se entrenan para “despertar” dentro del sueño gracias al acto de tomar conciencia de que están soñando. Y lo primero que se encuentran es que lograr eso de manera sistemática y continúa, es una proeza casi imposible, salvo que pases por un entrenamiento para lograrlo.

Al arte de despertar dentro del sueño y tomar conciencia del cuerpo de ensueño, se le llama “ensoñar”. Muchos confunden ensoñar con tener sueños lúcidos, pero no es exactamente lo mismo. Ya vimos lo que son los sueños lúcidos. Por su parte, ensoñar es una técnica ancestral de América precolombina y Asia, y fue publicada por primera vez en el libro El arte de ensoñar, de Carlos Castaneda. Castaneda fue un antropólogo peruano-estadounidense que recibió la enseñanza de los aborígenes del norte y centro de México, y que escribió más de una docena de libros sobre sus experiencias con un brujo yaqui llamado don Juan Matus. En su obra, Castaneda describe el ensueño como un estado de conciencia que es diferente tanto de la vigilia como del sueño común.

Según Castaneda, el ensueño es un estado en el que la persona logra un grado tal de conciencia del entorno del sueño, que experimenta el sueño con la misma claridad que la vigilia. En este estado, la persona puede experimentar sensaciones, emociones y escenas similares a las de un sueño normal, pero con un óptimo grado de control y conciencia, con lo que el yo de los sueños se identifica bastante con el yo cotidiano. Castaneda asevera que el ensueño es una herramienta poderosa para la exploración espiritual y para el crecimiento personal.

Si quieres tratar de despertar dentro del sueño, hay algunas técnicas que puedes aplicar. La esencia de todas ellas es realizar un acto voluntario y consciente con lo que se llama el “cuerpo de ensueño”, que equivale al yo del sueño. La más importante y efectiva de todas las técnicas descritas para ensoñar, es conseguir mirarte las palmas de las manos mientras estás soñando. Aquí tienes todos los detalles iniciales para aplicar esta técnica.

Intenta mirarte las palmas de las manos durante el sueño

Mirarte las palmas de las manos mientras estás soñando, es en realidad un ejercicio antiguo, pero que es practicado por muchísimas personas en la época actual. Esta técnica no consiste en “soñar que te estás mirando las manos”, sino que debes lograr hacer el acto real y voluntario de mirarte las manos en el cuerpo que vive en el sueño, en el yo del sueño.

Para lograr esto (que en realidad aparenta ser casi una hazaña), lo mejor es que entrenes durante la vigilia. En varios momentos mientras estás despierto durante la vida cotidiana, pon las palmas de las dos manos más o menos a la altura del pecho con las palmas vueltas hacia tus ojos. Entonces mírate las palmas, y date la orden: “Hoy mientras esté soñando, voy a hacer esto mismo: voy a subir las manos y a mirarme las palmas”.

Cuando lo logres (no es nada fácil y tendrás que perseverar), comprobarás que las manos, el cuerpo y el mundo del sueño pueden cambiar de forma si los atiendes fijamente. Así que un paso más adelante de mirarte las manos, está aprender a mantenerlas siendo tus manos, y además conseguir mantener el cuerpo y el mundo del sueño sin que muten ni entren en caos. Esto lo puedes lograr si alternas vistazos de unos 5 segundos entre las manos y los objetos de la realidad del sueño. Eliges 3 o 4 objetos de la realidad onírica, miras 5 segundos las palmas de las manos, miras 5 segundos alguno de los objetos, vuelves por 5 segundos a las palmas, luego miras 5 segundos otro objeto... Y así sucesivamente.

Es probable que cuando logres mirarte las manos, te emociones tanto al descubrirte dentro de ese precioso mundo de ensueño, que pierdas la atención del sueño y vuelvas a entrar en modo automático. Con emoción de éxtasis te dirás: “¡Pero cómo me he estado perdiendo esta experiencia tan gloriosa!” Y acto seguido perderás la dulce vivencia. Así que necesitas aprender a mantener la serenidad y la sobriedad en los actos del yo del sueño. Si te emocionas, emociónate por dentro, pero no manifiestes la emoción a nivel corporal con demasiada fuerza. Para realizar esto, debes diluir el ego y no darte tanta importancia a ti mismo. Aprende a ser conciencia, no ego.

En este tipo de ejercicio o técnica, lo importante no es cómo saber el significado de un sueño, sino el acto mismo de soñar. Es decir, lo importante no es el contenido sino la forma, la conciencia que sueña, darle vida al yo del sueño. No importa lo soñado (en términos de relato o anécdota), sino que lo importante es despertar a quien está viviendo dentro del sueño, otra vez: el yo del sueño. Y esto se debe lograr sin ego, en forma de pura conciencia del presente, sin demasiados rasgos de identidad basados en el pasado o en la historia personal. El yo del sueño es infinito, mítico, luminoso, no puede cargar con un fardo de ego. Es por eso que ensoñar se considera un camino de evolución espiritual.

Los nativos americanos y el yo de los sueños lúcidos

Los pueblos indígenas de América, como los nativos americanos, tienen una amplia variedad de creencias y tradiciones relacionadas con los sueños y los sueños lúcidos. Algunos de estos pueblos ven los sueños como una forma de comunicación con los espíritus y los antepasados, y creen que los sueños pueden proporcionar guía, sabiduría, curación, protección e información sobre eventos futuros. En algunas tradiciones nativas americanas, los sueños lúcidos se consideran un tipo especial de sueño que ofrece una conexión más profunda con los espíritus y con las fuerzas del universo que la que se lograría durante un sueño común y corriente.

Para los nativos americanos, el yo de los sueños es un “doble” de la persona que sueña, algo semejante al espíritu de quien sueña, que gracias a eso puede entrar en el mundo espiritual. El yo del sueño se identifica con el cuerpo del sueño, que es, por así decirlo, una réplica luminosa del cuerpo de la vigilia. Esto es así durante los sueños comunes, pero lo es aún más en el caso de los sueños lúcidos.

Este enfoque no es, por cierto, muy distinto del que da la Biblia con respecto a los sueños, a su interpretación, a la naturaleza del yo que sueña o al carácter profético o clarividente de la experiencia dentro del sueño. Tanto en las culturas bíblicas como en las nativas americanas, los soñadores lúcidos (sean eventuales o habituales, como por ejemplo Daniel) pueden ser extremadamente conscientes de sus sueños y recibir mensajes y guía de lo divino, ya sea de manera literal o mediante símbolos oníricos.

Además, algunos pueblos nativos americanos creen que los sueños lúcidos pueden ayudar a las personas a encontrar soluciones a problemas y conflictos, y a sanar emocional y espiritualmente. En general se puede decir que las tradiciones y creencias nativas americanas sobre los sueños lúcidos varían según la cultura y el pueblo o nación de que se trate. Pero muchos ven estos sueños como una forma de conectarse con el universo y recibir sabiduría y guía.

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