¿Cómo los humanos distinguimos entre el sueño y la vida diaria? | Blog Nubett
¿Cuál es el significado de los sueños? ¿Cómo nuestra conciencia logra distinguir entre el sueño y la vigilia? ¿Cuáles son las fases del sueño? ¿Durante la vida diaria cómo sabemos que estamos despiertos? Y lo que es más interesante: Mientras soñamos, ¿cómo podemos saber que estamos soñando? ¿Cómo saber el significado de un sueño, desde puntos de vista tradicionales y científicos?
Todas estas son preguntas que los seres humanos nos hemos estado haciendo desde el origen de los tiempos. Y por cierto que ni de lejos tenemos todas las respuestas. Síguenos en este artículo para acercarnos los más posible al significado de los sueños.
¿Cómo sabemos que estamos despiertos?
¿Cómo el ser humano sabe si está soñando o si está despierto? Es una vieja pregunta que los pensadores e investigadores se han venido haciendo durante siglos, tanto en el mundo occidental como en el oriental. La vieja frase de “pellízcame a ver si estoy soñando” no surgió en vano.
No es sencillo para el cerebro distinguir entre el sueño y la vigilia. Hay un estudio neurológico que evidencia que la actividad neuronal durante el sueño REM (MOR) es muy semejante a la de la vigilia en términos de grados y fases de actividad, frecuencia de las ondas, etc. Esto explica por qué los sueños son tan absorbentes, hasta el punto de resultar difícil darnos cuenta de que estamos soñando mientras soñamos, o de que a veces durante la vigilia nos preguntemos si estamos soñando.
Sin embargo, hay un par de indicios que nos ayudan a saber que estamos despiertos y no soñando en fase REM, la de los sueños vívidos:
● Familiaridad con la realidad objetiva: Al llegar a la adultez, ya hemos desarrollado un gran nivel de familiarización con la realidad objetiva, que nos permite distinguirla de la realidad onírica. De niños podemos confundirlas, precisamente por la falta de esta familiarización. Pero de adultos podemos intuir (percibir sin previo razonamiento) que nos encontramos en la realidad objetiva de la vigilia.
● Las leyes de la realidad del sueño son distintas: En los sueños podemos volar, cruzar enormes distancias en un tiempo increíblemente corto, viajar en el tiempo, ser otra persona o ser más de una persona a la vez, ver a personas que ya no están vivas, hacer actividades especializadas sin preparación previa (como tocar un instrumento o pilotar un avión), etc. Pero en la vigilia las leyes son distintas: las leyes del tiempo, el espacio y el número (la identidad), la ley de la gravedad y otras, son inflexibles, y salvo excepciones, nos hacen detectar que estamos en la realidad objetiva de la vigilia.
¿Qué son los sueños?
Aunque nos parezca increíble, dormir es la actividad a la que más tiempo dedicamos, posiblemente más que a trabajar, estudiar o cualquier otra acción. Sobre el interesante mundo de los sueños la ciencia ha investigado mucho, pero las conclusiones todavía no han sido tantas como pudiéramos suponer. Se puede decir que sobre los sueños aún hay más interrogantes que certezas. Veamos distintos puntos de vista sobre qué son los sueños y cómo interpretarlos.
Los sueños según la ciencia
La alternancia entre sueño y vigilia está determinada por los ritmos circadianos. En este caso se trata de que la incidencia de la luz o la oscuridad desencadena en el cuerpo procesos hormonales y cerebrales opuestos, que lo llevan a la vigilia o al descanso respectivamente.
Desde la óptica de la ciencia, los sueños cumplen una importantísima función fisiológica. A través de las distintas fases del sueño (son de 4 a 6 fases), el cuerpo realiza un balance general de los sistemas de órganos, compensándolos por el trabajo de todo el día, y preparándolos para el siguiente día:
· El cerebro se purifica, reorganiza los recuerdos y vacía la memoria a corto plazo.
· Muchas hormonas aumentan su producción y otras la disminuyen, para propiciar el estado de reposo e inhibir la actividad.
· El sistema cardiovascular descansa (sin detenerse, sólo reduciendo la marcha). La circulación se ralentiza, y desciende la temperatura corporal.
· El sistema osteomuscular está prácticamente inactivo y deja de ser sostén de todo el cuerpo durante muchas horas. Gracias a esto puede descansar.
Incluso las pesadillas, es decir, los sueños con vivencias negativas o desagradables, tienen una función. Según la ciencia, las pesadillas son necesarias para que el sistema nervioso procese vivencias negativas o traumáticas, libere estrés y se prepare positivamente para un nuevo día.
Los sueños según el Psicoanálisis
Desde el punto de vista del Psicoanálisis, los sueños son la vía fundamental a través de la cual el inconsciente se manifiesta y nos deja conocerlo. Los sueños son escenificaciones simbólicas de deseos reprimidos y pulsiones básicas, tanto en las personas psicológicamente sanas como en las que tienen trastornos.
Es por eso que una adecuada interpretación del significado de los sueños, puede convertirse en una terapia psicológica importante y en una vía de autoconocimiento.
Los sueños según las filosofías orientales
Desde el punto de vista de las sabidurías ancestrales del Oriente, la conciencia humana, tanto en sueño como en vigilia, vive dentro de un sueño llamado samsara, que forma parte de la Maya o ilusión cósmica.
Lo que se llama iluminación (nirvana, samadhi, satori, etc.), es precisamente un nivel de evolución que permite al ser humano superar el estado de “ignorancia” o sueño permanente. De hecho, la palabra Buda significa “El Despierto”, es decir, el que ha superado el estado de sueño e ignorancia.
Los sueños según las culturas de América antigua
Las culturas antiguas (que para nada eran las “ignorantes” que algunas personas creen) percibían los sueños como viajes realizados por nuestro doble, nuestro ser energético capaz de incursionar en otros mundos.
Para las culturas ancestrales de América, los sueños son algo así como nuestro segundo espacio vital, si no es que el primero. Para ellos el mundo de los sueños es totalmente real, a veces más real que el mundo de la vigilia, que es más bien una ilusión. El mundo de los sueños se concibe como el ámbito al que vamos después de morir, cuando perdemos el cuerpo físico. Así que los sueños son como un entrenamiento para la vida post mortem.
Tanto percibían la veracidad de los sueños los pueblos de América antigua, que por ejemplo, los mesoamericanos basaban totalmente su cosmología en la división entre el mundo de la vida diaria (tonalli) y el mundo de los sueños (nahualli). El mundo de los sueños era para ellos infinitamente más grande y abarcador que el mundo de la vida diaria. De hecho, el mundo de la vida diaria es un mundo más entre los incontables mundos del reino del nahualli o nagual.
Para los antiguos mesoamericanos (y también para algunas zonas de Asia; porque, por ejemplo, existe el Yoga de los sueños), tomar conciencia de que estás soñando se denomina “ensoñar”. Se han escrito libros completos muy interesantes sobre este tema.
Algo semejante puede decirse de los nativoamericanos o aborígenes de lo que hoy es Estados Unidos, Canadá y Alaska. Su símbolo más reconocible a nivel mundial es el asabikeshiinh (en inglés: dreamcatcher; en español: “atrapasueños”), un instrumento mágico que se instala en la cabecera de la cama para que filtre los sueños positivos y visionarios, y deje fuera los malos sueños y las pesadillas.
Hay un libro muy interesante que recomendamos sobre este tema (Dancing the Dream, de Jamie Sams), así como una serie de televisión sobre la cosmogonía de los sueños de los nativoamericanos, con unos efectos especiales fabulosos. Se llama Dreamkeeper (en español, El guardián de los sueños),
Aprender a ensoñar y a manejar la realidad del sueño
La realidad del sueño es tan absorbente y absoluta como la de la vigilia. Si alguna vez, mientras estás soñando, intentas tomar conciencia de que estás soñando, comprobarás que no es nada fácil, salvo por casualidad. Hay muchas personas que como camino de exploración espiritual intentan “despertar” dentro del sueño, y tienen que pasar por un entrenamiento para lograrlo.
A este arte de despertar dentro del sueño y tomar conciencia del cuerpo de ensueño, se le llama “ensoñar”. Es una técnica ancestral de América precolombina y Asia, y fue publicada sistemáticamente por primera vez en el libro El arte de ensoñar, de Carlos Castaneda, un antropólogo que recibió la enseñanza de los aborígenes del norte de México.
Si quieres intentar despertar dentro del sueño, hay algunas técnicas que puedes aplicar. La esencia de todas ellas es realizar un acto voluntario y consciente con el cuerpo de ensueño. La más importante y efectiva de todas las técnicas para ensoñar es mirarte las palmas de las manos durante el sueño. Aquí te damos los detalles de esta técnica.
Mirarte las palmas de las manos mientras estás soñando
Mirarte las manos mientras estás soñando es un ejercicio antiguo, pero practicado por muchísimas personas en la actualidad. No se trata de “soñar que te miras las manos”, sino de hacer el acto real y voluntario de mirarte las manos en el cuerpo que vive en el sueño.
Para lograr esto, probablemente tendrás que entrenarte durante la vigilia. En varias ocasiones mientras estás despierto durante el día, pon las palmas de las dos manos más o menos a la altura del pecho con las palmas vueltas hacia los ojos. Entonces mírate las palmas, y date la orden: “Cuando esté soñando voy a hacer esto mismo: voy a mirarme las manos”.
Cuando lo logres (no es nada fácil y tendrás que perseverar), comprobarás que las manos, el cuerpo y el mundo del sueño pueden cambiar de forma. Así que un paso más adelante de mirarte las manos está aprender a mantenerlas siendo manos, y lograr mantener el cuerpo y el mundo sin que muten. Esto lo logras alternando vistazos de unos 5 segundos entre las manos y la realidad.
Es probable que cuando logres mirarte las manos, te emociones tanto al descubrirte dentro de ese precioso mundo de ensueño, que pierdas la atención del sueño y vuelvas a entrar en modo automático. “Cómo me estaba perdiendo esta experiencia tan gloriosa”, te dirás con profundo éxtasis, y acto seguido perderás la dulce vivencia. Así que necesitas aprender a mantener la serenidad y la sobriedad en los actos. Si te emocionas, emociónate por dentro, pero no manifiestes la emoción a nivel corporal con demasiada fuerza. Para realizar esto, debes diluir el ego y no darte tanta importancia a ti mismo. Aprende a ser conciencia, no ego.
En este tipo de ejercicio o técnica, lo importante no es cómo saber el significado de un sueño, sino el acto mismo de soñar. Es decir, lo importante no es el contenido sino la forma. No importa lo soñado (en términos de relato o anécdota), sino despertar a quien está viviendo dentro del sueño. Y esto se debe lograr sin ego, en forma de pura conciencia del presente, sin demasiados rasgos de identidad basados en el pasado. Es por esto que ensoñar se considera un camino de evolución espiritual.