Para tomar un descanso o break: ¿Es mejor dormir la siesta o meditar?
Dormir la siesta además puede mejorar nuestro rendimiento laboral. Sin embargo, actualmente algunos se cuestionan si es tan bueno dormir la siesta, y hay quienes prefieren meditar para tomar un descanso. ¿Cuál es la diferencia entre dormir la siesta y meditar? ¿Es una cosa mejor que la otra? ¿Cómo influye esto en tomar un break o descanso? Hoy te explicamos todo esto, aquí en nuestro blog de Nubett.
En España tenemos la tradición de tomar un descanso durante la jornada laboral. Aunque hay países en los que esto no se practica, muchas empresas están revalorizando la importancia que tiene para la productividad el hecho de poder tomar un descanso. Los españoles de pura cepa solemos dormir la siesta para descansar. Sin embargo, hoy en día las personas encuentran nuevas maneras de tomar un descanso sin dormir la siesta. Entre estas nuevas maneras, la preferida es meditar. Ante esta nueva tendencia, muchos han llegado a preguntarse: ¿Qué es mejor, dormir la siesta o meditar para tomar un descanso?
En Nubett queremos mantenerte al día con las nuevas tendencias para tomar un descanso. Por eso hoy aclararemos esta duda que nos han preguntado muchos de nuestros usuarios: ¿Es mejor dormir la siesta o meditar? Veremos en qué consiste y cuáles son los beneficios, tanto de dormir la siesta como de meditar, así como la influencia que ambas prácticas tienen en tomar un descanso durante el día. Quizás lo mejor sea que, con todos los elementos que daremos aquí, cada quien valore qué le conviene más según sus necesidades: si dormir la siesta o meditar al tomar un descanso. Sea cual sea tu decisión, ¡sabemos que esta información te será muy útil!
La importancia de tomar un descanso o break durante el día
Tomar un descanso o hacer un break durante el día, es una práctica que se ha extendido en los últimos tiempos por el mundo. Muchas empresas, basadas en los estudios científicos sobre el rendimiento laboral, están implementando que sus trabajadores puedan tomar un descanso o hacer un break durante la jornada. El estilo de trabajo que se instauró después de la revolución industrial, ha creado una cultura de la hiperactividad. Esto ha provocado, según afirman otras investigaciones, una crisis de la “energía humana” en el ámbito laboral.
En este contexto se entiende la “energía humana” como un recurso que puede ser escaso o abundante. La energía humana está relacionada con:
· La motivación
· La atención
· El agotamiento
· La activación energética
· La autodeterminación
· La interacción con los demás
De esta energía dependerá la calidad en el desempeño laboral de los trabajadores. Tener una carga pesada de trabajo producto de una gran cantidad de horas al día, limita la capacidad e impide la renovación de la energía. La importancia que tiene esto para el desempeño laboral ha creado un amplio campo de investigación para académicos de diversas áreas como: la psicología organizacional, la ergonomía, la sociología o la psicología experimental.
En vistas a mejorar este estado de cosas, se han creado estrategias de gestión de la energía y de recuperación durante el tiempo de la jornada laboral. La teoría dice que después de gastar la energía por un tiempo, se necesita un momento de recuperación o reposición, que se logra al tomar un descanso. Incluso si el tiempo total de trabajo disminuye debido a tomar un descanso, esto se verá equilibrado por un aumento en el rendimiento y la concentración. Estas investigaciones también son válidas para los estudiantes.
Tipos de descanso o break que se pueden tomar en el trabajo
Hay tres diferentes maneras de clasificar la forma de tomar un descanso durante la jornada laboral: los micro descansos, los descansos más extensos, y los descansos externos. Los micro descansos y los descansos extensos, son aquellos que se realizan dentro del marco laboral, mientras que los descansos externos se realizan fuera del espacio laboral. Veamos en qué consiste cada uno.
1) Micro descansos: Se conocen también como micro pausas, pausas labores, actividades restaurativas, mini descansos, etc. Se trata de pequeños breaks que toman los trabajadores de manera informal, para evitar la aparición de síntomas físicos como dolor o malestar músculo esquelético. Por ejemplo, levantarse para estirar los pies y caminar si el trabajo es sentado en un buró. El concepto se puede definir como discontinuidades de las tareas laborales de no más de 10 minutos. Tomar micro descansos proporciona bienestar al trabajador y aumenta el rendimiento laboral, incluso aunque se acorte el tiempo de trabajo.
2) Descansos extensos: Dentro de este tipo de breaks entran los que veremos hoy en nuestro artículo: dormir la siesta y meditar; pero también la actividad de almorzar, hacer pausas programadas, preparar un café, etc. Se trata de descansos más extensos que requieren un poco más de tiempo para realizarse. Tomar este tipo de descanso brinda una regeneración mucho más profunda que la de los micro descansos.
3) Descansos externos: Se trata de períodos de mayor tiempo libre, en los cuales el trabajador puede tomar un descanso fuera del espacio laboral. Incluye las noches (cuando los empleados regresan a la casa), así como los fines de semana y las vacaciones. Se ha demostrado que al regresar de vacaciones las personas tienen un mayor rendimiento laboral y mucho menos estrés.
¿Cómo funciona la recuperación al tomar un descanso en el trabajo?
Existe un modelo fisiológico creado por los investigadores para describir el efecto en el organismo de las fases de esfuerzo y recuperación. Las situaciones labores que requieren esfuerzo activan el eje Simpático-Adrenal-Médula (SAM), que es el encargado de regular la actividad cardiovascular. Bajo estos mismos estímulos se activa además el eje Hipotalámico-Pituitario-Adrenal (HPA), que es el encargado de preparar el cuerpo para las situaciones de estrés.
Cuando el trabajo requiere un alto esfuerzo bajo presión y se extiende por muchas horas sin tomar un descanso o break, la activación fisiológica tiende a ser sostenida. Esto obliga al organismo de los trabajadores a movilizar esfuerzos compensatorios para poder cumplir con las responsabilidades laborales. Sostener este tipo de esfuerzo fisiológico da como resultado un aumento de la fatiga, una disminución de la recuperación cardiovascular y un exceso de activación neuroendocrinológica. Ello puede derivar con el tiempo en serios problemas de salud.
Por eso es importante proporcionar tiempo de descaso o hacer un break durante la jornada. Cuando dejan de estar presentes los estímulos estresores, es cuando el organismo puede recuperarse y disminuir los niveles de estrés y sobreesfuerzo. La recuperación puede ocurrir dentro del marco laboral o fuera.
Beneficios de tomar un descanso o break durante la jornada laboral
Entre los beneficios de tomar un descanso durante la jornada laboral, tenemos los siguientes:
· Mejora la concentración: El estrés que se genera mientras estamos en la jornada laboral, puede provocar que disminuya la capacidad de concentración, lo que a su vez provoca que disminuyan el rendimiento y la creatividad. Tomar un descanso restablece la energía para poder concentrarse de nuevo.
· Evita los errores labores y los accidentes: Cometer errores es de humanos, pero estos pueden disminuir bastante al tomar un descanso en la jornada laboral. Parece que perdemos tiempo, pero en realidad lo ganamos, ya que hacer un trabajo de forma errada, lleva a trabajar el doble, eso en caso de que el error tenga remedio y que no conduzca a perder recursos. Lo mismo ocurre con los accidentes laborales, que disminuyen cuando los empleados pueden tomar un descaso.
· Aumenta la capacidad creativa: Tomar un break ayuda a despejar la mente y a relajarnos. Esto hace que aumente la capacidad creativa una vez que volvamos a incorporarnos al trabajo. El cerebro fresco podrá generar mayor cantidad de ideas nuevas y soluciones. El avance en los proyectos después de tomar un descaso será notable.
· Aumenta la productividad: Aunque tomar un descanso parezca perder el tiempo, en realidad no lo es. Durante el break, el cuerpo se relaja y la mente se despeja, por lo que al regresar a las actividades habrá un aumento de la productividad.
· Promueve la buena salud: Hay trabajos en los que se pasa mucho tiempo en una posición específica, ya sea sentados o de pie. Esto puede provocar lesiones en la espalda o en el cuello, así como en los pies. La importancia de tomar un descanso, haciendo micro pausas o pausas más extensas, ayuda al cuerpo a no agarrotarse y a mantenerse más activo. Esta puede ser una manera inteligente de evitar problemas de salud.
· Disipa el estrés: Tomar un descanso ayuda a desestresar la mente, descansa la mirada y mejora el estado de ánimo. Así cuando regreses a las actividades laborales, podrás realizarlas con mayor rapidez y con menos preocupación, más relajado.
Dormir la siesta: ¿Una tradición de la cultura española?
Dormir la siesta es una de las tradiciones más icónicas de España, aunque en realidad, también se practica en otros países europeos como Alemania, Italia y Reino Unido. Ante el panorama mundial que evidencia la necesidad de tomar un descanso durante el día, dormir la siesta se convierte en una de las soluciones para lograr recuperar las fuerzas durante la jornada laboral. Dormir la siesta consiste en dormir después de la comida, y gracias a eso levantarse con fuerzas renovadas para el resto del día. Las raíces más antiguas de esta tradición se encuentran en la cultura de los pastores, quienes acostumbraban a dormir la siesta del carnero, bajo la sombra de un árbol y antes de la comida.
Posteriormente en los monasterios se comenzó a practicar el silencio durante la hora sexta, que es en el medio día (se cuentan las horas a partir de la salida del sol). De la fusión de las palabras “hora sexta” derivó la palabra “siesta”. El monje benedictino Benito de Nursia (480-543), nacido en Italia, posteriormente canonizado como San Benito, patrón de Europa, fue quien escribió la Regula Monasteriorum. En esta obra se consagró el inicio de la hora sexta como un momento dedicado al silencio y al reposo de los monjes dentro de sus habitaciones, después de la comida. Como reza en su obra cumbre:
“La ociosidad es enemiga del alma; por eso han de ocuparse los hermanos a unas horas en el trabajo manual, y a otras, en la lectura divina.
En consecuencia, pensamos que estas dos ocupaciones pueden ordenarse de la siguiente manera: desde Pascua hasta el catorce de septiembre, desde la mañana, al salir de prima, hasta aproximadamente la hora cuarta, trabajen en lo que sea necesario. Desde la hora cuarta hasta aproximadamente la hora de sexta, dedíquense a la lectura. Después de Sexta, cuando se hayan levantado de la mesa, descansen en sus camas con sumo silencio, y si tal vez alguno quiera leer, lea para sí, de modo que no moleste a nadie. Nona dígase más temprano, mediada la octava hora, y luego vuelvan a trabajar en lo que haga falta hasta Vísperas”.
Sus monjes comenzaron a practicarlo y poco a poco se fue extendiendo hacia los demás monasterios. Posteriormente los habitantes de las villas también comenzaron a realizar esta práctica. Así se dice que surgió la tradición de dormir la siesta. Aunque algunos autores no lo atribuyen a la Regla de San Benito, sino a una costumbre que ya estaba arraigada en los pueblos, proveniente quizás de aquella costumbre aún más antigua que tenían los pastores.
Dormir la siesta en la actualidad
Actualmente la tradición de dormir la siesta ha mermado un poco, ya que muchos españoles y demás europeos, han adoptado un estilo de vida más acelerado. Sin embargo, quizás es momento de recuperar la tradicional siesta, ya que, como hemos visto arriba, la manera en que se asume la jornada laboral en la actualidad ha creado el desgaste de la energía humana. Tomar un descanso como el de dormir la siesta, se convierte en una excelente solución ante esta situación.
Según informa el periódico El País, las estadísticas revelan que actualmente sólo el 16,2 % de los españoles duermen la siesta todos los días, un 22 % duerme la siesta a veces, un 3,2 % duerme la siesta sólo los fines de semana, y un 58,6 % de los españoles nunca duermen la siesta. De las Comunidades Autónomas, son los murcianos y los aragoneses quienes más practican el dormir la siesta a diario, mientras que los vascos y los gallegos son quienes menos duermen la siesta.
Pero la siesta es también practicada en otros países de Europa. Entre ellos destaca Alemania, donde el 22 % de las personas duerme la siesta a diario. Le sigue Italia con un 16 % de la población, y luego Reino Unido, con el 15 %. Además, dormir la siesta también se practica del otro lado del Atlántico, en Estados Unidos, donde un 34 % de la población duerme la siesta, lo que para ellos significa tomar un descanso de unos minutos en cualquier momento del día.
¿Dormir la siesta arruina el horario de sueño?
Entre los prejuicios que se han creado alrededor de dormir la siesta, está el de que puede interferir con el horario de sueño nocturno. Se dice que dormir la siesta es malo porque puede:
· Generar problemas de insomnio: Es cierto que cuando la siesta es muy larga o se realiza en un horario cercano al sueño nocturno, puede afectar la calidad de sueño provocando interrupciones. Pero no tiene que ser así si se realiza en otros horarios.
· Dificultar la conciliación del sueño: Después de dormir la siesta de forma inadecuada, se puede provocar un desequilibrio en el momento de conciliar el sueño, lo que puede retrasar el momento en que nos quedemos dormidos. Ello puede provocar insomnio, o que durmamos menos horas de las 8 recomendadas, y nos levantemos más cansados al día siguiente.
· Provocar una mala calidad de sueño: Si el cuerpo no siente el cansancio nocturno que lo invita relajarse, y nos vamos a dormir así, es posible que se afecte la calidad del sueño. La calidad de sueño se compone de cumplir con el tiempo adecuado de 8 horas diarias, así como de que el sueño sea lo suficientemente profundo y reparador. Dormir la siesta de forma inadecuada, puede lo mismo reducir la cantidad de horas que provocar un sueño más ligero y con despertares a media noche.
· Afecta el ciclo circadiano: Cuando dormir la siesta se hace por más tiempo del necesario, puede provocar que se afecte el ritmo circadiano, y que se corran los horarios en los que naturalmente el cuerpo siente necesidad de descansar en la noche.
· Hace que nos levantemos aturdidos: Es bastante típico para algunas personas levantarse desorientadas y aturdidas después de dormir la siesta. Esto puede incluso afectar el estado de ánimo, provocando mal humor y pesadez.
Estas desventajas que puede provocar dormir la siesta, son y no son ciertas al mismo tiempo. Lo que queremos decir con esto es que, dormir la siesta en sí no interrumpe el sueño nocturno, ya que, si se practica de la manera correcta y no de forma desmesurada, puede aportar muchos beneficios. Por otro lado, hay personas a quienes no les sienta bien dormir la siesta, ya sea porque no pueden dormir durante el día o porque no se sienten cómodos fuera de su cama. Para que dormir la siesta no afecte el sueño en la noche, debe hacerse de forma controlada.
La mejor manera de dormir la siesta para que no afecte el sueño nocturno
Para que dormir la siesta sea realmente beneficioso y no provoque problemas en el sueño nocturno, debe hacerse bien. Las últimas investigaciones científicas han demostrado que la mejor manera de dormir la siesta, se compone de las características siguientes.
1) Hacer siestas cortas
Los mejores resultados de dormir la siesta se obtienen cuando se duerme entre 10 y 30 minutos. Pasar más tiempo que este durmiendo la siesta, puede provocar sensación de aturdimiento y algunos de los problemas que explicamos arriba. Sobre todo, mientras más edad se tenga, hay menor tolerancia a hacer siestas largas, por lo que los riesgos de que esta práctica cree problemas en el sueño nocturno serán mayores a esa edad.
2) Dormir la siesta durante las primeras horas de la tarde
Lo más recomendable es que la siesta se tome en un rango de horario que comience a partir del mediodía y sólo hasta las 3 de la tarde. Incluso hay investigadores que lo extienden hasta las 5 de la tarde. Dormir la siesta más allá de las 3 o las 5 de la tarde puede convertirse en un factor que afecte el sueño nocturno, de las maneras que hemos explicado arriba. Cada quien debe adaptar la siesta al horario que más le convenga, pero nunca fuera de ese rango de tiempo. Incluso, se puede hacer más de una siesta al día siempre y cuando se cumpla con no exceder los 30 minutos y no hacerlas más allá de las 3 o las 5 de la tarde.
3) Crear un ambiente apropiado para dormir la siesta
Para que dormir la siesta tenga un mejor efecto en el organismo, los mejor es crear un ambiente adecuado para hacerlo. El lugar debe ser tranquilo y tener cierta penumbra. También es importante que haya una temperatura adecuada, ni mucho frío ni mucho calor. Además, se deben evitar las distracciones en el momento de dormir la siesta. En muchas empresas actualmente, para que los empleados tomen un descanso o duerman la siesta, se crean espacios apropiados con las condiciones necesarias dentro del centro.
4) Despertar suavemente
El momento de despertarse después de dormir la siesta también es importante, ya que conviene que sea un despertar tranquilo y gradual. Hay que evitar los despertares bruscos, porque pueden provocar el efecto contrario al que se busca con la siesta, que es disipar el estrés y renovar las fuerzas. Antes de comenzar las actividades, en especial las que requieren una respuesta rápida, es importante despertar de la siesta tranquilamente.
Beneficios de dormir la siesta
Cuando se aprende a dormir la siesta en la manera en que hemos explicado arriba, esta práctica puede traer muchos beneficios tanto físicos como mentales. Entre los beneficios que trae dormir la siesta de forma correcta, tenemos los siguientes:
Previene problemas del corazón
Estudios recientes han demostrado que dormir la siesta previene en un 37 % los problemas del corazón. Esto se debe a que, al disminuir el estrés, disminuye también el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. Cuando hay mucho estrés, el cortisol mantiene niveles altos en el organismo. El exceso de esta hormona aumenta la intolerancia a la glucosa y a las grasas, debilita el sistema inmune y el sistema musculoesquelético, además de que inhibe a la hormona del crecimiento. Estos cambios hacen que el cuerpo sea más propenso a contraer diabetes y enfermedades cardiovasculares.
En cambio, al dormir la siesta se libera la hormona del crecimiento y disminuye el cortisol. Esta hormona tiene un efecto positivo en el organismo. Estimula la actividad de sistema inmune, reduce el estrés físico y mental, así como los estados de ansiedad. También contribuye con la restauración y recuperación muscular, y ayuda al organismo a realizar el metabolismo de las sustancias que hacen aumentar de peso, por lo que contribuye a mantener el buen peso corporal.
Ayuda a reducir la tensión arterial
En un estudio del Allegheny College en Meadville, Pensilvania, realizado con sus estudiantes, demostró que dormir una siesta larga de entre 30 y 45 minutos, disminuye la presión arterial de quienes han sufrido estrés y tensión psicológica. Concluyeron que dormir la siesta ofrece beneficios cardiovasculares y atenúa los factores estresantes mentales.
Facilita el aprendizaje y mejora la memoria
Dormir la siesta protege del uso excesivo de los circuitos neuronales. Facilita el aprendizaje, ya que permite que el cerebro consolide lo que ha aprendido en un proceso concreto. Dormir la siesta promueve una especie de reinicio del cerebro, por lo que mejora la memoria y aumenta la capacidad de aprender. Después de dormir la siesta, el cerebro se encuentra más descansado, más fresco y relajado.
Aumenta la capacidad de concentración y abstracción
Según un estudio realizado por los investigadores de la NASA, dormir la siesta durante unos 30 minutos, aumenta las facultades cognitivas en un 40 %. En el estudio se analizó el rendimiento de mil voluntarios, y se evidenció que quienes no dormían la siesta y seguían trabajando sin descanso, obtuvieron en los test de inteligencia una puntuación más baja en comparación con el grupo de voluntarios que sí dormía la siesta.
Mejora los reflejos del cuerpo
Dormir la siesta ayuda también a recuperar las fuerzas físicas y mejora los reflejos del cuerpo. Esta activación que produce la siesta sobre el cuerpo, hace que las personas se sientan más aptas para el ejercicio físico y los deportes, lo que promueve una mejor salud.
Estimula la creatividad y la capacidad de resolver problemas
Cuando el cerebro descansa durante la siesta, tiene mayor capacidad de asociar ideas que antes estaban inconexas. Esto beneficia la capacidad creativa y la capacidad de solucionar problemas, tanto laborales como en la vida cotidiana. Según los investigadores, este corto “apagón” que representa dormir la siesta, permite que, al retomar las actividades, haya mayor atención, concentración y creatividad.
Fomenta el buen humor y la positividad
Dormir la siesta ayuda a bajar los niveles de estrés y de ansiedad que se generan con las actividades del día. Las personas se despiertan más relajadas y despejadas después de tomar la siesta. Esto tiene efectos positivos en el humor y promueve un buen estado de ánimo para afrontar las labores que restan durante la jornada laboral. Dormir la siesta promueve mejores relaciones interpersonales y reduce las tensiones y roces.
Ayuda a recuperar energía
Como ya dijimos, en el marco del agotamiento de la energía humana que afecta en la actualidad el rendimiento durante la jornada laboral, dormir la siesta es una buena manera de recuperar energía durante el día. Muchas empresas y cuidades del mundo, han creado los llamados sestarios, que son lugares preparados para que las personas puedan dormir la siesta. Recuperar energía es uno de los efectos más conocidos que tiene dormir la siesta. Después de una buena siesta, se rinde más en el trabajo o en cualquier otra actividad que hagamos durante el día.
Meditar: una tradición que proviene del Lejano Oriente
La otra de las opciones que vamos a valorar en nuestro artículo para tomar un descanso durante el día, es la de meditar. Aunque meditar no forma parte de las tradiciones y la cultura española, sino que es una práctica que proviene de las culturas asiáticas, se ha popularizado mucho en los últimos tiempos en todo el mundo occidental.
La meditación es una práctica milenaria. Las primeras referencias a la meditación datan del año 1500 A.C. Aunque no se conoce con exactitud cuándo se originó la práctica de meditar, muchos historiadores afirman que la meditación se ha practicado desde fecha tan temprana como el 3000 A.C. Se cree que el origen de esta práctica está en la India, y desde allí se fue expandiendo hacia otras regiones de Asia como China, Nepal, Tíbet, etc.
Evidencias arqueológicas del surgimiento de la meditación
Los arqueólogos hallaron un sello o amuleto de esteatita en las ruinas de Mohenjo-Daro, en el que aparece una figura masculina con cuernos en una postura típica del Yoga, con las piernas cruzadas. Esta se considera la representación más antigua de un yogui, o practicante de Yoga. La práctica del Yoga se desarrolló en el Valle del Indo desde el 2500 A. C. aproximadamente.
Otra evidencia del origen de la meditación, aparece en el último libro del Rig-Veda, una de las obras más antiguas de la literatura sagrada de la India. Aquí aparece la figura del asceta y yogui de largos cabellos que bebe la copa de soma (veneno) con Rudra. Este soma se refiere al estado de silencio y sabiduría que promueve la meditación.
También en el Katha, uno de los Upanishad, se utiliza por primera vez el término Yoga y se define como un estado de control continuado de los sentidos, que, junto al cese de la actividad mental, conduce al estado supremo.
En China, las primeras referencias a la meditación provienen de los textos taoístas que datan de los siglos III y IV A. C. También se describen diferentes técnicas de meditación, que se fueron heredando de otras tradiciones cientos de años más antiguas.
Fue con el budismo, fundado por Buda (Gautama Siddhartha), que la práctica de la meditación adquirió una forma más parecida a la que concebimos hoy en día. Aunque su técnica proviene de las enseñanzas del Yoga, estas fueron sistematizadas y refinadas. La palabra del sánscrito con la que se designaba la meditación es bhavana, que significa cultivo o desarrollo. El cultivo implicaba corregir la percepción incorrecta de la realidad.
Ingreso de la meditación en la cultura occidental
Desde el siglo XVIII, algunos intelectuales de la cultura occidental comenzaron a traducir y a investigar textos antiguos de la India como los Vedas, los Upanishad y las escrituras budistas. Así comenzó el acercamiento a esta larga tradición oriental. A finales del siglo XIX, y durante todo el siglo XX, además de continuar la corriente de investigación intelectual que ya venía ocurriendo sobre estos temas, comenzaron a llegar las corrientes de carácter filosófico y práctico como el hinduismo, el Yoga y el budismo. Muchos occidentales comenzaron a practicar la meditación y otras disciplinas relacionadas, y a comprender sus amplios beneficios. Incluso desde la ciencia se comenzó a investigar, según parámetros objetivos, los efectos de la meditación sobre la salud mental y física.
Hoy en día, la práctica de meditar no sólo se reduce a quienes profesan alguna tradición religiosa o espiritual. La meditación es practicada por personas que buscan mejorar la salud mental, reducir el estrés, manejar mejor sus emociones y tener mejor salud física. Se ha convertido en una práctica bastante común, y el que no la conoce, al menos la ha escuchado mencionar. Meditar puede ser una de las actividades más eficaces para tomar un descanso o hacer un break en el medio de la jornada laboral.
¿Qué es meditar?
Aclaramos que definir la meditación no es tarea fácil ni conclusa, y esto se debe a la naturaleza del acto en sí. Muchos sabios a lo largo de la historia han discutido sobre cuál es la definición más adecuada para este concepto, sin llegar a un acuerdo final. Sin embargo, podemos dar algunas aproximaciones para comprender qué es meditar. No obstante, sólo practicando la meditación se comprende realmente qué es este estado.
Análisis etimológico del verbo meditar
Mediante el análisis etimológico del vocablo meditar se puede rastrear en alguna medida el origen de esta práctica. Según la RAE, el verbo meditar se deriva del vocablo latino meditari, que significa considerar o atender. A su vez meditari se deriva de medeor, que significa “curar”. A su vez, este vocablo latino tiene su raíz en el término indoeuropeo med, que significa “medir” o “tomar” las medidas adecuadas.
Pero como vimos arriba, la palabra del sánscrito para la meditación es bhavana, que hace referencia al cultivo y desarrollo de una percepción correcta de la realidad, así como al desarrollo y el cultivo del corazón, la misericordia y la compasión. En el lado occidental del mundo, se ha propuesto la palabra “meditar” como el vocablo más cercano a ese concepto sánscrito. Pero fuera del análisis siempre enriquecedor que nos da buscar la etimología de las palabras, ¿cómo podemos definir el concepto de meditar?
Aproximaciones a una definición de meditar
Según el Dalai Lama en su libro La meditación paso a paso, la meditación es el estado natural de la consciencia. El objetivo de la medición es poder dominar la mente y liberarla de las ataduras y vicios propias del estado de ignorancia. De la misma manera, el Dalai Lama entiende a la meditación como una disciplina que cultiva la familiarización con el objeto de meditación escogido, para obtener cierta estabilidad mental, y permanecer en un punto de la realidad. El objeto de meditación serán las cualidades que se quieren desarrollar con la práctica de la meditación que son:
· Conocer la naturaleza de la mente.
· Desarrollar la compasión.
· Desarrollar la ecuanimidad o la fuente del amor benévolo.
· Identificar la naturaleza del sufrimiento.
· Conectarse con la sabiduría.
· Lograr la calma mental.
· Actualizar la visión superior.
· Unificar el método y la sabiduría.
Para otros caminos espirituales como el budismo Zen, la meditación consiste en alcanzar un estado interior basado en el vacío de la mente. O sea, es lograr con la práctica de la meditación que la mente esté serena, sin irse tras la interferencia de los diversos pensamientos y estados del ego. A través de la meditación se atraviesan todos los estados de la mente, pero sin aferrarse a ninguno. Algo así como un observador que desde una montaña ve las nubes pasar y las deja seguir de largo sin aferrarlas. Esto propicia un estado de paz y calma interior. Pero ojo, no debemos confundir el vacío con algo negativo, pues el vacío es un estado lleno de conocimiento, un estado pleno, iluminado.
La meditación, aunque es una técnica usada por muchas corrientes místicas, filosóficas y religiosas, en sí misma no es una religión. Cualquier persona puede meditar. Incluso no se requiere asumir una posición incómoda, como muchos creen, para realizar la meditación. Se puede hacer sentado en una silla, con la columna recta y relajada. Esto, y los grandes beneficios que brinda (los cuales veremos más abajo), ha sido quizás lo que ha provocado que la meditación sea tan popular hoy en día en Occidente.
Beneficios que meditar nos regala
Meditar aporta amplios beneficios, que se verán reflejados en el plano mental y físico. Los beneficios que aporta meditar han sido demostrados por la neurociencia.
Meditar desde la neurociencia
La investigadora Sara W. Lazar, del Massachusetts General Hospital, realizó dos importantes investigaciones de los efectos que tiene la meditación en el cerebro. Estos estudios se inspiraron en su propia experiencia al practicar Yoga durante un tiempo. Cuando comenzó su práctica, Sara Lazar sentía escepticismo con respecto a los beneficios que le decía su maestro que iba a tener. Al practicar y ver qué sí ocurrieron los cambios esperados, decidió investigar este fenómeno desde la ciencia.
En su estudio La experiencia de meditación se asocia con un mayor grosor cortical, se utilizaron procedimientos de resonancia magnética para evaluar el grosor cortical de 20 voluntarios con una amplia experiencia en meditación. El resultado fue que las regiones cerebrales que se relacionan con la atención, la interocepción (que es sentido que ayuda a entender y percibir el cuerpo por dentro), y del procesamiento sensorial, la corteza prefrontal y la ínsula anterior derecha, estaban más gruesas que las del grupo de control de personas que no meditaban. Se concluyó que:
· La meditación podría compensar el adelgazamiento cortical que sucede con el avance de la edad.
· Que esta práctica está asociada con cambios estructurales en áreas del cerebro que son importantes para el procesamiento sensorial, cognitivo y emocional.
Existe otro estudio, que se titula La práctica de la atención plena conduce a aumentos en la densidad regional de la materia gris del cerebro. En este estudio se investigó sobre el efecto que tienen la meditación sobre los mecanismos neuronales. Se realizó un estudio longitudinal controlado para investigar los cambios en la concentración materia gris del cerebro que ocurría en un grupo de 16 personas que practicaron la meditación durante 8 semanas, sin haberla practicado antes. Para ello se utilizaron imágenes anatómicas de resonancia magnética, que se compararon además con las de otro grupo de control de 17 personas que no meditaban. Se concluyó que los que realizaron la práctica de la meditación presentaron un aumento de la concentración de materia gris:
· Dentro del hipocampo izquierdo.
· En la corteza cingulada posterior.
· En la unión témporo-parietal.
· En otras regiones del cerebro involucradas en los procesos de aprendizaje y memoria, regulación emocional, procesamiento autorreferencial y toma de perspectiva.
Beneficios de practicar meditación con frecuencia demostrados por la ciencia
Entre los beneficios de meditar que la ciencia, desde muchos campos de investigación, ha podido demostrar, tenemos los siguientes:
· Reduce los niveles de ansiedad.
· Evita la depresión.
· Controla el abuso de sustancias.
· Mejora los trastornos alimentarios.
· Fomenta el bienestar y la calidad de vida.
· Evita el estrés.
· Mejora el estado de ánimo.
· Promueve el bienestar.
· Aumenta la calidad de vida.
· Desarrolla la percepción y la atención enfocadas en el presente.
· Beneficia los procesos cognitivos y la memoria.
· Ayuda a mejorar la calidad de sueño, promoviendo un descanso más profundo.
¿Es bueno meditar para tomar un descanso durante el día?
Habiendo visto los grandes beneficios que tiene meditar, concluimos que sí, que meditar es una práctica válida para tomar un descanso durante la jornada laboral. Al hacer el break o descanso meditando, mejorará ampliamente el rendimiento laboral, disminuirá el estrés generado, además de que mejoran los procesos cognitivos asociados con el trabajo. Lo bueno que tiene practicar la meditación para tomar un descanso, es que podemos realizar la práctica el tiempo que se requiera: puede ser 5 minutos, 10 minutos, 20 minutos o incluso 1 hora. Con un poco de tiempo que se le dedique, quienes practican la meditación podrán ver resultados y beneficios.
¿Meditar aumenta la calidad de sueño?
Estudios científicos recientes han demostrado que las personas que meditan tienen una mejor calidad de sueño. Quienes practican la meditación pueden aumentar el tiempo de sueño, así como la calidad del mismo. Meditar hace que se pueda conciliar el sueño más fácilmente y promueve un sueño más profundo y reparador. Según la National Sleep Foundation, la meditación puede ser una buena solución para quienes buscan remedio para el insomnio de forma natural, sin consumir medicamentos. De hecho, afirman que practicar frecuentemente la meditación produce mejoras más estables y duraderas que la de los medicamentos para dormir, y sin consecuencias o efectos secundarios.
¿Qué es mejor para tomar un descanso: dormir la siesta o meditar?
Como hemos visto, tanto dormir la siesta como meditar entran en la categoría de los tipos de descanso o break más largos. Resultan ideales para recuperar las fuerzas más creativas y relacionadas con los trabajos intelectuales o que requieran mayor atención y menos esfuerzo físico. Como conclusión, no podemos afirmar que una de estas prácticas sea mejor que la otra. Siempre dependerá del contexto en el que te encuentres y de lo que necesites en cada momento. Por ejemplo, para aquellas personas a las que dormir la siesta no les sienta bien, lo más recomendable es que mediten.
Si aprendemos a tomar la siesta de forma que no afecte el sueño nocturno, será realmente reparador y beneficioso. Por otro lado, meditar es una práctica que activa la atención, al tiempo que relaja el cuerpo y la mente, por lo que será genial para algunas circunstancias. Incluso nos aventuramos a afirmar que se podrían hacer las dos cosas para tomar un descanso. Cuando la jornada laboral permita que tomemos más de un break, podrían alternarse ambas prácticas.
Ahora que sabes los pros y los contras de dormir la siesta y de meditar, dejamos en tus manos la repuesta a la pregunta de cuál es más conveniente para ti. De lo que no cabe duda es de que ambas son excelentes herramientas para tomar un descanso reparador, que renueve nuestras fuerzas durante la actividad diurna.